Con el sabor del beso de Alfonso aun en sus labios, y un inquietante escalofrío recorriendo su cuerpo, Valeria inicia el camino hacia casa acariciandose los labios dándole mil vueltas a lo que acababa de ocurrir. Y cuanto mas pensaba peor se sentía. Nunca había visto a Alfonso de esa manera, no sabia si podría verle asi alguna vez, lo único que le había quedado claro es que no era de hielo y el beso le había gustado.
De nuevo en casa, tumbada en su cama cerró los ojos y sintió de nuevo ese beso... cálido, tierno, dulce... hasta que el móvil la devolvió al mundo de los mortales. Miro la pantalla, junto a la luz, la palabra Dani parpadeaba esperando una respuesta.
- ¿si?
- ¡hola mi niña!
- Dani, ¿que tal estas?
- Muy bien, me moria de ganas por hablar contigo. Es que si no charlamos, me cuesta dormir, me das mucha paz.
(Silencio)
- ¿Valeria? ¿Estas?
(Silencio)
-¿Valeria? ¿Estas? He dicho algo malo? Esta todo bien.
- Si, si. Es que no lo esperaba. Perdoname. Yo también tenia ganas de charlar contigo.
Y charlaron y por un instante, el mundo se paró y dejó de existir el tiempo.
Mas tarde, ya dormida tuvo un extraño sueño. En el se veía en el medio de un camino y ante ella había tres direcciones, tras levantar la vista, distinguiría tres cuerpos en el camino. Cuando la niebla se aclaró algo logró distinguirlos. Alfonso, Daniel y Diego. Todos la llamaban y buscaban atraerla hacia ellos.
Valeria se para en seco y despierta empapada en sudor frío. No es casualidad, debe elegir.
Un amor del pasado, un amor de verdad, o la locura y la pasión del mas prohibido de los deseos...
